
Cuando el ex presidente Ricardo Lagos promulgó la reforma constitucional de julio de 2005, señaló “Ahora podemos decir que la transición en Chile ha concluido", antes de analizar sus dichos, quiero especificar el significado de dos palabras cables, la primera es “recuperación” que significa “Volver a tomar o adquirir lo que antes se tenía”, y “transición” que es “la acción y efecto de pasar de un modo de ser o estar, a otro muy distinto del anterior”.
En Chile, siempre hemos tenido problemas en decir como suceden o son las cosas, estamos acostumbrados a hablar, pensar, opinar o dar alguna idea, basándonos más en el “como debe ser” que en el “como realmente es”, somos expertos en maquillar las situaciones para no afectar susceptibilidades, somos los reyes de lo “políticamente correcto”, tenemos un magíster en condescendencia y un doctorado en acuerdos políticos, sólo con el propósito de mostrar que en chile “las instituciones funcionan” y que somos un ejemplo de desarrollo democrático, pero, no nos equivoquemos, Chile no se desarrollará democráticamente como Estado, si seguimos utilizando como base para la convivencia social y el desarrollo de ésta, la herencia constitucional, legal, social y económica de un gobierno de facto, dictatorial y antidemocrático como lo fue el gobierno militar.
Un manzano no puede dar como fruto “peras”, aunque hagas lo imposible genéticamente para que ello suceda. Es verdad que hemos recuperado las manifestaciones internas y externas de una democracia (elecciones, libertad de expresión, etc.) pero muy diferente es una “transición”, que es la capacidad de generar algo muy distinto a lo que por 17 años estuvimos acostumbrados, es más, los últimos gobiernos se han encargado de validar la estructura estatal iniciada en el gobierno militar a través de: la administración y profundización de un sistema económico desigual, las reformas a la constitución de 1980, aun siendo que el plebiscito que aprobó dicha carta, fue impugnado por los mismos que ahora le hacen ajustes, el desamparo de sectores sociales y étnicos, la escasa participación ciudadana en decisiones importantes para el país, entre otros.
La transición a la democracia es un tema pendiente, para algunos ésta no termina hasta que se haga justicia, para otros hasta que se hayan asumido las responsabilidades de ambos sectores y algunos simplemente señalan que aún vivimos bajo el gobierno militar, y que sólo “la mona se vistió de seda”.
Nuestra responsabilidad como sociedad civil es la profundización democrática de nuestro país, es pensar como sociedad, basándonos en lo que realmente sucede, con intenciones concretas de generar cambios en beneficio de los sectores sociales más vulnerables (entre ellos la clase media), es hacer responsables políticamente a nuestros representantes electos cuando no cumplen con su servicio publico, es generar redes sociales y ciudadanas, es posibilitar la instancia para una asamblea constituyente que genere una nueva constitución, democrática, participativa y representativa de nosotros el pueblo, etc. Lo anterior es transversal a todo partido político o pensamiento, somos nosotros, los que conformamos y vivimos en esta nación, los encargados de generar una real transición democrática en beneficio de la sociedad a la que pertenecemos.
Hector Luengo Rodriguez
Tecnico administrativo
Licencia en teologia
Profesor (P) de Historia
Universidad de Concepcion