
El 20 de enero llego a mis manos la “Declaración de Historiadores/as por la causa mapuche” firmado por un numero significativo de profesores a los cuales admiro y otros que, particularmente, me han hecho clases y con los cuales he compartido momentos de grata conversación. Pero, la problemática, no se genera dentro de aquellos que son versados en el tema indígena, si no que, más bien, en la “opinión publica” que manifiesta un total desconocimiento del continuo histórico de la causa mapuche, como a su vez, una desconexión “sentimental” con nuestros ascendientes. Como profesor, puedo señalar que tal problema radica, aparte del tema sociológico, jurídico, político, etc., en la forma como enseñamos la historia; la visión hispana peninsular y americanista criolla, palabras técnicas obsoletas como “descubrimiento” “Proceso de evangelización” y la hereje “pacificación de la araucanía”, genera una estructura de conceptos que muestra a los pueblos originarios como entidades sin ningún vinculo real con nuestra vida, estigmatizando sus luchas y su vicios, no originados en sus costumbres, si no que “heredados” por el conquistador y luego el usurpador. En la medida que entendamos como sociedad chilena que somos herederos directos de pueblos ancestrales e internalizamos un cambio conceptual en la percepción de las luchas históricas de tales pueblos (sus luchas son nuestras luchas), comprenderemos también quienes somos como sociedad (una identidad nacional históricamente correcta y consensuada) y cual debe ser nuestra labor en post de una colectividad diversa, pero igualitaria.
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